16 de junio de 2010

Patagonia andina


Patagonia
Después de 25 h. de viaje en autobús llegué a Bariloche, considerado el comienzo de la Patagonia, situado a unos 700 m de altitud, en la cordillera de los Andes, es una zona de una belleza extraordinaria, a orillas del gran lago Nahuel Huapi, rodeado de bosques fríos, cumbres nevadas, lagos y cascadas, un glaciar y un bosque de arrayanes, único en el mundo.
Es una zona, bastante protegida de la arbitrariedad de las acciones del hombre, porque fue descubierta por un amante de la naturaleza perteneciente a la clase política, que se dedicó a promocionarlo, cuidarlo y convertirlo en parque nacional.
Me apunté a algunas excursiones organizadas para conocer esta fantástica naturaleza, estaba asombrada de la gran belleza de estos parajes, cuando comencé a escuchar los comentarios que se hacían sobre la introducción de algunas especies exóticas en la zona, no me lo podía creer, habían introducido truchas en los ríos y lagos para promocionar el turismo de los aficionados a la pesca, también ciervos para activar la caza, resulta que los peces de aquella zona son demasiado pequeños para interesar a los pescadores y los ciervos autóctonos están protegidos y en peligro de extinción, cuando comenté que las truchas podían acabar con el equilibrio natural de la vida en esos ríos me miraron con cara de…. que se le va ha hacer, el turismo y la economía son más importantes que unos pececillos.
No había nada que discutir, Bariloche y sus alrededores es una zona muy turística, la gente vive de ello y no están dispuestos a renunciar a nada que interfiera con estos propósitos, así que sin entrar en debate, me dediqué a observar, observé la naturaleza, las aguas tranquilas o agitadas y la vida que alberga, la niebla que se desprende de los lagos cristalinos y helados, los cielos azules y los grises tormentosos, la lluvia, los inmensos árboles, observé a las personas que me rodeaban y a mi misma y vi la complicada relación que se produce entre los intereses de estas y la no interferencia con el medio ambiente, una sombra de tristeza rozó mi corazón.

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