7 de mayo de 2010

Retorno al Edén




Me comentaron por tierras de indios guaranís que, cuando hay alguien enfermo y quieren visitarlo, ellos dicen que VAN A SENTIR AL ENFERMO, me impresionó que se expresaran así, luego me di cuenta de que en español también decimos, vamos a VER al enfermo, no vamos a mirar al enfermo, nuestro idioma también tiene un origen en el que las palabras implican una profundidad que parece haber perdido, se ha ganado en definición y se ha olvidado la experiencia.

A las tribus primitivas no les gusta que les saquen fotos, porque creen que les roban el alma, deben considerar que algo definido está acabado, como en las pinturas zen japonesas, la obra debe dejar un espacio para que el espectador pueda penetrar en ella, la definición es la defunción de la obra y de la vida, del sentir.

También el origen del verbo dominar, antes de que se mal interpretara, implicaba un conocimiento profundo, que aún, hoy día prevalece al referirse al dominio de un instrumento o de alguna habilidad, el virtuoso de VIRTUD, DOMINA magistralmente de MAESTRO, el instrumento, se funden.

El hecho, de definir cada vez mas todo lo que nos rodea, nos aleja irremediablemente de la vida, si no hay, una experiencia que sostenga esa definición.

El CONOCIMIENTO (en el sentido bíblico), no tiene nada que ver con desmenuzar las cosas para observarlas cada vez mejor, aunque tampoco esté reñido con ello, sin embargo la comunidad científica con la mejor de las intenciones, en su afán de rigor científico, se dedica a estudiar de lejos, sin implicarse, sin ser eso, que están estudiando, tal conocimiento deriva en un alejamiento cada vez mayor de la verdad, de la SABIDURIA.

No olvidemos que el origen primigenio de la palabra es, la transmisión de la experiencia.